lunes, 16 de octubre de 2017

Corte topográfico

Analiza el siguiente corte topográfico que genera la flecha en el mapa de España.

Tenemos ante nosotros un corte topográfico que cruza la Península Ibérica de NNO a SSE, partiendo de las rasas asturianas hasta el sistema penibético en la provincia de Granada. A través de  este perfil topográfico, vamos a analizar las características topográficas de la Península Ibérica, ya que el corte atraviesa las principales unidades morfoestructurales. Para analizar las diferentes morfoestructuras así como su evolución geológica y sus paisajes, se hará un recorrido por todas ellas en el sentido (NNO – SSE) que marca la flecha. 
Nuestro corte se inicia en la costa asturiana, con una plataforma litoral, que denominamos rasa, en la que podemos distinguir tres niveles de erosión. Estas plataformas unen la costa con la primera unidad a analizar: la Cordillera Cantábrica. 
Amplio conjunto montañoso de 400 km de longitud que se extiende desde el Macizo Galaico Leonés hasta los Pirineos, presenta cierta disimetría (vista desde la meseta, la Cordillera Cantábrica solo presenta alturas de cientos de metros pero desde el mar, la sensación de altitud es mayor).  Es el límite entre la España verde y la España seca de la Meseta: impide la entrada de borrascas. Pico más alto: Torre de Cerredo (2650 m).
Tiene dos sectores bien diferenciados:
El sector Oeste, el Macizo Asturiano, se formó en la Era Terciaria por el levantamiento de este sector del zócalo de la Meseta durante la orogenia Alpina, dando origen a un extenso territorio montañoso de bloques hundidos y levantados sobre materiales duros,  paleozoicos (pizarras y cuarcitas). Los Picos de Europa, en cambio, están formados por calizas muy antiguas en las que los ríos han labrado profundas gargantas.
A través de la vertiente sur de los Picos de Europa se pone en contacto con la Submeseta Norte en un piedemonte con páramos detríticos.
La Submeseta Norte es una cuenca sedimentaria formada tras el hundimiento de un bloque del zócalo herciniano durante la orogenia Alpina. Al hundirse constituyó en un primer momento lagos, que debido a la sedimentación de la era terciaria y cuaternaria se fueron colmatando de sedimentos de distinta dureza (margas, arcillas, arenas y calizas que suelen formar una costra encima de los anteriores).
Se disponen de forma horizontal ya que no han sufrido ninguna deformación posterior, y debido a la erosión diferencial se han creado paisajes como los páramos, los cerros testigo, las campiñas y las cuestas; casi todos ellos originados por las aguas de la Cuenca del Duero que recorren toda la submeseta.
Dividiendo a la Meseta en dos partes se encuentra el Sistema Central. En este caso se trata de un bloque elevado del zócalo durante la orogenia Alpina. Los materiales, las estructuras y los paisajes ocasionados por la erosión son similares a los del Macizo Galaico, al tener los dos su origen en el Macizo Herciniano paleozoico.
En este caso los relieves son un poco más elevados, superando algunos de ellos los 2500 metros. Entre los más importantes están las Sierras de Ayllón, Somosierra, Guadarrama, Gredos, Béjar y Peña de Francia.
Al sur del sistema Central se localiza la Cuenca del Tajo. Forma parte de la Submeseta Sur junto con la Cuenca del Guadiana, separadas ambas por los Montes de Toledo. Se trata en los dos casos de cuencas sedimentarias formadas por el hundimiento de una parte del zócalo durante la orogenia Alpina.
Al igual que ocurriera con la Cuenca del Duero, estas cuencas sedimentarias fueron ocupadas en un primer momento por agua, formando zonas de lagos interiores, que se fueron colmatando y rellenando de sedimentos de la era terciaria y la cuaternaria. En la actualidad forman relieves horizontales donde abundan los paisajes de erosión diferencial: páramos o mesas, (como La Mancha, La Alcarria o la Mesa de Ocaña) cerros testigo, campiñas y cuestas.
Entre las dos cuencas sedimentarias se hallan como ya se ha mencionado los Montes de Toledo. Se trata también de un macizo antiguo, que surgió al levantarse un bloque del zócalo en la orogenia Alpina. Formado también por materiales silíceos es uno de los ejemplos que existen en la península de relieve apalachense ocasionado por la erosión diferencial. Su sierra más importante es Guadalupe.
Sierra Morena.
Tiene una longitud de unos 400 km, desde el norte de Huelva hasta Albacete, se formó en la Era Terciaria por el empuje desde el sur al levantarse las cordilleras Béticas. El nombre viene del color oscuro de las rocas, pizarras, y de la vegetación, jaras, que dan una sensación de penumbra. No es realmente una cadena montañosa, sino un peldaño que separa el antiguo macizo de la Meseta del Valle del Guadalquivir. Se considera como una falla única o como un conjunto de fallas que descompondrían el labio de la Meseta en numerosos bloques. Este escalón es apenas perceptible si vemos Sierra Morena desde la Meseta (cerros de escasa altura), pero si lo vemos desde Andalucía, se nos presenta como un muro de casi 1000 metros de altitud. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena.
Al sur de la Cuenca del Guadiana La Depresión Bética o del Guadalquivir, paralela a las Cordilleras Béticas y se dispone entre estas, Sierra Morena y el Océano Atlántico. Primero estuvo abierta al mar, luego se convirtió en un lago litoral o albufera y más tarde, por colmatación (relleno de una depresión mediante la sedimentación de materiales transportados por el agua) en marismas pantanosas, por ello se trata de una gran zona hundida. La zona está drenada por el río Guadalquivir, que discurre de manera asimétrica respecto a ambos lados del valle, rozando de manera casi permanente Sierra Morena.
En contacto con la depresión del Guadalquivir, se encuentra el último sistema montañoso que atraviesa la flecha. Son los Sistemas Béticos, una cordillera de plegamiento alpino formada en la era terciaria debido al pliegue y elevación de los materiales depositados por el mar en el surco bético durante la era secundaria. Se trata de un relieve muy complejo tanto en sus estructuras (pliegues, mantos de corrimiento, pliegues desplazados…) como en los materiales (paleozoicos en el penibético, calizos en el subbético, y arcillosos y margosos en la depresión intrabética).
Los sistemas Béticos se dividen en tres sectores. En el sentido de la flecha el primero que encontramos es el subbético, que se localiza en el interior. Está formado por la alternancia de calizas y margas. Sus sierras más importantes son Magina, Segura y Cazorla. La depresión intrabética es la siguiente unidad, se encuentra entre la cordillera subbética y la penibética y se encuentra fragmentada en diferentes hoyas: la de Baza, la de Guadix, la de Antequera y la de Ronda. Estas cuencas se rellenaron de materiales terciarios que debido a la erosión y a la aridez del clima de la zona han dado lugar a paisajes de bad lands.
La última unidad, ya paralela a la costa es la Cordillera Penibética. En ella podemos encontrar materiales paleozóicos del antiguo macizo Bético – Rifeño que se levantaron en la orogenia Alpina. Los relieves son escarpados y elevados (más de 3000 metros) de hecho aquí encontramos las altitudes más elevadas de toda la península, destacando el Mulhacén y el Veleta.
En este recorrido por la península de NNO – SSE se atraviesan parte de las unidades morfoestructurales: codilleras, zócalos, cuencas sedimentarias y relieves jóvenes. En él se puede apreciar la gran diversidad de paisajes, estructuras y materiales que pueblan nuestra península y que son el resultado de una larga evolución geológica y de unos procesos de erosión en los que se conjugan, además de las estructuras y los materiales, los diferentes tipos de clima que encontramos a lo largo y ancho de la geografía peninsular. No es de extrañar por eso que se nos compare con un continente en miniatura.