jueves, 4 de febrero de 2016

Práctica agraria: Paisajes agrarios de España

Realiza un comentario del mapa de paisajes agrarios de España.

Los paisajes agrarios resultan de la transformación de los paisajes naturales por la actividad agraria. Por tanto, son el resultado de la combinación de los factores físicos y de la actividad agraria de cada zona.
1. EL PAISAJE AGRARIO DE LA ESPAÑA HÚMEDA
Comprende el norte y noroeste peninsular. Esta zona posee un medio físico carac­terizado por un relieve accidentado, con escasas superficies llanas y clima oceá­nico lluvioso todo el año.
a) La estructura agraria se caracteriza por los siguientes rasgos:
– Una población tradicionalmente muy numerosa a la que el campo no podía proporcionar ingresos suficientes, por lo que estuvo sometida a fuerte emi­gración y hoy es una población envejecida. El poblamiento predominante es disperso intercalar a partir de aldeas, parroquias y pueblos.
En el sistema de propiedad predominan las pequeñas parcelas (minifundis­mo), cercadas por setos y alejadas entre sí, lo que disminuye su rentabilidad y dificulta la mecanización. Para corregirlo, se ha impulsado la concentración parcelaria.
– Los usos del suelo son principalmente ganaderos.
b)   La agricultura ocupa una superficie poco extensa y está dominada por el se­cano debido a la regularidad de las precipitaciones.
En el pasado se practicaba el policultivo porque los campesinos vivían muy aislados y necesitaban autoabastecerse. Se cultivaban productos hortofrutíco­las en pequeños huertos al lado de las casas para consumo familiar, así como maíz, patata, frutales y vid, esta última sobre todo en Galicia. En las tierras de peor calidad se sembraba cebada o centeno, y la economía familiar se com­pletaba con la cría de ganado. Solo una parte de estos productos se vendía en el mercado. Este sistema tradicional se mantiene aún en algunas zonas del interior de Galicia.
En la actualidad, el policultivo va desapareciendo y la agricultura tiende a especializarse en cultivos de huerta y plantas forrajeras para el ganado (prados, alfalfa, trébol, maíz forrajero), en consonancia con el desarrollo de la ganade­ría vacuna semiestabulada.
La ganadería es la actividad económica más importante. Se ve favorecida por las condiciones climáticas, por la demanda urbana de leche y carne, y por el éxodo rural. En Galicia siguen predominando la pequeña y mediana ex­plotación familiar, a pesar de los esfuerzos recientes de modernización. En la fachada cantábrica, las explotaciones se han modernizado más en tamaño y equipamiento, aunque algunas tampoco son competitivas por falta de pastos y de tierra, por lo que se ha extendido la ganadería a tiempo parcial.
Las perspectivas de futuro no son muy buenas. Muchas explotaciones son toda­vía pequeñas y anticuadas, y existe gran dependencia de las industrias lácteas. La pertenencia a la Unión Europea plantea además la mayor competitividad comunitaria y el problema de los excedentes, que conlleva la imposición de cuotas y la disminución de la producción, lo que a su vez dificulta la moder­nización.
d) La explotación forestal es otra actividad importante. Se destina a la industria del mueble o a la obtención de pasta de papel.
2. EL PAISAJE AGRARIO DEL INTERIOR PENINSULAR
Comprende ambas Mesetas y la depresión del Ebro. Estas zonas poseen un medio físico caracterizado por un relieve de elevada altitud media en la Meseta –pára­mos altos, colinas y campiñas– y un clima mediterráneo continentalizado, con es­casez de precipitaciones estivales y riesgo de heladas en amplias zonas del norte.
a) La estructura agraria se caracteriza por los siguientes rasgos:
La población ha emigrado en los últimos decenios, provocando despobla­ción y abandono de tierras en muchas áreas. El poblamiento es concentrado en pueblos, pequeños en los valles del Duero y del Ebro, y grandes y distan­ciados entre sí en la mitad sur peninsular.
El sistema de propiedad es variado: el minifundio domina en el valle del Duero (donde se ha visto atenuado por la emigración y la concentración par­celaria), y en los regadíos del Ebro. Las grandes propiedades son caracterís­ticas de Salamanca, Burgos, Castilla-La Mancha y los secanos aragonés y extremeño.
Los usos del suelo son variados.
b) La agricultura ocupa el 44% de la superficie y presenta claras diferencias entre las áreas de secano y de regadío.
El secano domina en los páramos y campiñas meseteñas y en las áreas no regadas del valle del Ebro. Se dedica a cultivos extensivos protagonizados por la llamada «trilogía mediterránea»: los cereales, la vid y el olivo.
En el pasado, los cereales, principalmente trigo, cultivados en campos abier­tos, rotaban con barbecho o con leguminosas y llevaban asociada una gana­dería ovina que pastaba en los rastrojos. Además, los secanos estaban ocu­pados por cultivos leñosos, como la vid y el olivo, seguidos a considerable distancia del almendro y del algarrobo. Estos cultivos aparecían asociados entre sí o a otros aprovechamientos, o bien como monocultivo.
En la actualidad, el trigo ha sido sustituido en gran parte por la cebada, y el barbecho completo se ha reemplazado por el medio barbecho, que utiliza el girasol como cultivo de descanso o, incluso, ha desaparecido gracias al
regadío y al uso de abonos químicos. Los cereales predominan en Casti­lla y León, mientras en Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura cobran además importancia el olivar y el viñedo; este último destaca en La Rioja y Navarra, por su calidad y extensión.
El regadío permite un aprovechamiento más intensivo. Tradicionalmente el único espacio regado eran pequeñas extensiones en las vegas de los ríos y cerca de los pueblos, que producían sobre todo verduras y hortalizas para autoconsumo. En la actualidad ha aumentado el regadío gracias al uso del agua embalsada y subterránea, lo que ha permitido diversificar la produc­ción: plantas industriales (remolacha azucarera, lúpulo y tabaco), forrajes para el ganado (alfalfa o maíz) y frutas y hortalizas, que son la base de una destacada industria conservera en las tierras riojanas, navarras y aragonesas del valle del Ebro.
c) La ganadería tiene importancia en ciertas zonas:
En los secanos castellanos y de la depresión del Ebro predomina la ganadería ovina, que pasta en los rastrojos, y está siendo mejorada mediante cruces con razas extranjeras. Además, en Castilla y León han crecido el vacuno es-tabulado para leche en las inmediaciones de los núcleos urbanos y regadíos modernos, y el ganado porcino.
En Extremadura, el paisaje característico es la dehesa, que se extiende hacia Salamanca y Zamora. Es una gran explotación agroganadera, que, en las zonas de sierra, tiene también un aprovechamiento forestal de la madera de encina y alcornoque. La dehesa tradicional tenía una orientación principal­mente ganadera, como pasto para rebaños de ovino y porcino y, secundaria­mente, bovino; las tierras cultivadas, en rotaciones muy largas, tenían como fin producir alimentos y rastrojos para el ganado durante el largo período de sequía estival, lo mismo que el fruto de las encinas y alcornoques, utilizado en la etapa final de ceba del cerdo. En la actualidad, el vacuno tiene mayor peso relativo; algunas áreas de mejores suelos se destinan a la agricultura mecanizada; y otras se han reconvertido hacia otros usos, como la caza.
d) La explotación forestal es característica de algunas áreas, como la Tierra Pi­nariega soriana.
3. EL PAISAJE AGRARIO MEDITERRÁNEO
Comprende el litoral y prelitoral mediterráneo, el valle del Guadalquivir y Balea­res. Estas zonas poseen un medio físico caracterizado por un relieve accidentado –llano cerca de la costa y algo montañoso en las zonas prelitorales– y un clima mediterráneo costero con precipitaciones muy escasas en verano.
a) La estructura agraria se caracteriza por los siguientes rasgos:
Una población numerosa, tradicionalmente dispersa, aunque cada vez más los agricultores prefieren residir en núcleos concentrados donde encuentran más servicios, salvo en el caso de las huertas litorales.
  La propiedad de la tierra está muy dividida en las zonas regadas. En el secano, las propiedades son pequeñas y medianas en Valencia y Murcia, me­dianas en Cataluña y grandes en Andalucía occidental.
  Los usos del suelo son diversos.
b) La agricultura presenta una clara diferenciación entre cultivos de regadío y de secano.
Los cultivos de regadío se ven favorecidos por las suaves temperaturas, la elevada insolación, la protección del relieve, la existencia de suelos apropia­dos y una importante demanda internacional de elevado poder adquisitivo. Se dedican a la horticultura temprana al aire libre, a la horticultura precoz bajo plástico, a la fruticultura (cítricos y frutales de hueso y pepita) y a los frutos tropicales (chirimoya, aguacate) en las hoyas de Málaga y Granada, gracias a la excepcional suavidad de los inviernos.
Los cultivos de secano se dan en las campiñas del valle del Guadalquivir y en las zonas prelitorales más montañosas o accidentadas. En ellos dominan los cereales, la vid, el olivo y el almendro.
c) Las ganaderías bovina y porcina son mayoritarias en Cataluña gracias a la demanda urbana; la ovina y caprina son características de los secanos; y las reses bravas, de las orillas del Guadalquivir.
4. EL PAISAJE AGRARIO DE MONTAÑA
El paisaje agrario de montaña presenta un medio físico con condiciones extremas: relieve de elevada altitud y fuertes pendientes; y clima con invierno frío y precipita­ciones muy abundantes, que en buena parte del año caen en forma de nieve.
a)  La estructura agraria se caracteriza por los siguientes rasgos:
Una población con muy bajas densidades y tendencia al despoblamiento, y un poblamiento tradicionalmente disperso, en pequeños núcleos localizados en los valles, que actualmente tienden a abandonarse en favor de una concen­tración en pueblos mayores, situados en el fondo de los valles.
Predomina la pequeña propiedad, en parcelas cerradas, en muchos casos separadas entre sí, aunque también es frecuente la existencia de montes y praderas de propiedad pública municipal, de aprovechamiento exclusivo para los vecinos.
Los usos del suelo son diversos y complementarios, escalonándose en fun­ción de las diversas condiciones climáticas: agricultura en el fondo de los valles, explotación forestal en los bosques de las vertientes, y ganadería en los matorrales y pastos de las cumbres, aunque con diferencias según el área climática donde se localizan las montañas.
La agricultura, en las montañas del norte peninsular, se practica en el fondo de los valles e incluye cultivos de huerta, mientras que en las montañas más térmicas de Levante y del sur, algunos cultivos, como los almendros y olivos, ascienden por las vertientes en bancales y terrazas.
c) La ganadería pasta en régimen extensivo. En las montañas del norte penin­sular es bovina u ovina, y aprovecha las roturaciones y claros abiertos en los bosques de las vertientes, así como los matorrales y praderas de las cumbres. En la montaña mediterránea, donde suele faltar el piso supraforestal de ma­torrales y pastos, domina la ganadería ovina, que practica una trashumancia local entre el valle y la cima.
d)   La explotación forestal aprovecha la leña como combustible y la madera de especies como el eucalipto, el castaño o el pino.
5. EL PAISAJE AGRARIO DE CANARIAS
Corresponde a un medio físico caracterizado por un relieve volcánico accidenta­do y un clima cálido durante todo el año, con precipitaciones escasas e irregulares en las zonas bajas.
a) La estructura agraria presenta estos rasgos:
La población rural está en retroceso por la atracción que ejercen sobre ella las actividades del sector terciario (turismo). Predomina el poblamiento con­centrado laxo, en aldeas y caseríos, aunque existen pueblos mayores que no suelen rebasar las 500 casas.
La propiedad agraria muestra importantes contrastes entre las pequeñas pro­piedades de las zonas medias y altas, y las grandes explotaciones de los re­gadíos costeros.
b) La superficie cultivada es reducida.
En las áreas litorales regadas predominan el monocultivo destinado a la exportación (plátano, tomate, patata extratemprana), los cultivos bajo plás­tico (pepino, pimiento, flores) y las nuevas plantaciones tropicales (papaya, mango, piña, aguacate).
En las zonas medias y altas del interior de las islas se da una agricultura tra­dicional de secano orientada al autoconsumo más que a la comercialización, que tiene hoy como cultivos más característicos la vid y la patata. El trigo, que tradicionalmente rotaba con barbecho o patatas, ha reducido notable­mente su extensión.
c) La ganadería ovina y caprina es escasa, y está asociada a la agricultura.

La explotación forestal ha utilizado la madera de los pinares y la del fayal brezal y laurisilva para el carboneo, la construcción y los soportes de los cul­tivos (las varas y ramas).

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